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La magia del voluntariado

2/9/2022

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En esta columna, Diego Manusovich, Fundador y Director General de Foro 21, recorre los beneficios de desarrollar, desde las empresas, actividades grupales hacia la comunidad.

Todos tenemos algún tipo de voluntad comunitaria. A veces esa voluntad es arrolladora y otras muy débil y dispersa. Pero en lo que no hay dudas es en el beneficio ético y humano que conlleva una actividad hacia el prójimo.

La sensación de bienestar personal, luego de una actividad grupal hacia la comunidad, es vital y conmovedora. Dar sin esperar mayor recompensa que el orgullo de influir positivamente en el otro es un camino repleto de regocijos interiores.

Entonces es imperioso pensar, planificar y poner en marcha, en nuestras empresas, programas institucionales que posibiliten ese encuentro productivo que tienda a construir puentes de desarrollo.

¿Por qué hablamos de encuentros productivos? La energía del “dar” puede tener dos objetivos: donar o enseñar son acciones posibles que llegarán sin dudas como un mensaje al otro. Pero tal vez la posibilidad de “enseñar” sea la herramienta más potente para generar un cambio real en el statu quo de los beneficiarios.

Hay tantas carencias humanas en nuestra comunidad en vías de desarrollo que el fruto de un cambio puede lograr verdaderos y conmovedores avances.

Los paradigmas asistencialistas en donde se obsequia comida, abrigo o herramientas pueden ser muy útiles en casos de emergencia, pero lo realmente transformador es generar un andamiaje educativo que pueda emancipar y configurar un cambio real y autónomo en las personas.

Por lo tanto, pensar desde nuestras gerencias de recursos humanos en un voluntariado activo y amoroso que pueda poner en marcha herramientas de cambio, puede constituir un aluvión transformador hacia las comunidades que nos rodean. Enseñar educación vial, alimentación equilibrada, educación en valores, equidad de género, promoción de la lectura, uso de la tecnología para apalancar procesos de microemprendimientos productivos, cuidado del medioambiente, uso responsable y seguro de la energía, aseo personal y del hogar, etc. son algunas de las temáticas que nuestra comunidad espera y que pueden ser el mágico puente real hacia el desarrollo de nuestros universos colectivos.

La corriente de emoción compartida entre los colaboradores durante el proceso genera lazos indelebles que potencian la convivencia dentro de las organizaciones. Ya no solo se habla de la tarea, los salarios y el tiempo invertido en el día a día en términos productivos, también ocupará la agenda cotidiana, la experiencia épica entre la organización y su comunidad de pertenencia.

Otros temas a abordar:

¿Qué tipo de voluntariado es recomendable para cada compañía?

¿Cómo ampliar la convocatoria de voluntarios en tu empresa?

¿Cómo medir y reportar resultados de la inversión en voluntariado corporativo?