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Sebastián Foldvary: “El desafío que propone el aprendizaje es no perder de vista los cambios en el contexto”

16/10/2018

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Sebastián Foldvary es, desde este año, LA Learning & Transformation Leader en IBM. En esta nota expresa la dirección hacia dónde va el aprendizaje, en el marco de los conocimientos de la neurociencia.

Sebastián Foldvary esun profesional de Recursos Humanos que cuenta con más de 12 años de experiencia en el área. Dentro de IBM ha ocupado posiciones de liderazgo en RRHH tanto locales como regionales. Desde los inicios de la transformación digital se enfocó en desarrollar un alto nivel de expertise en Analytics para HR. Su rol actual en IBM es el de de CLO (Chief Learning Officer) para Latinoamérica, con un especial foco en la transformación de las competencias y en el desarrollo de skills para el futuro que requiere la organización.

 

 “Cuando hablamos de capacitación en estos días, lo primero que nos viene a la mente, es entrenamiento: pensamos en los cursos, las capacitaciones, workshops, en cómo hacemos mejor el trabajo que hacemos hoy en día” comienza Foldvary. “Pero cuando pensamos en capacitación en lo que es el futuro del trabajo, hablamos de la transformación de las competencias de las personas.

¿Qué rol cumple la neurociencia en relación con esta cuestión? Foldvary explica que el cerebro conecta todo lo que puede, todo el tiempo y las conexiones también manejan la percepción. “Esto tiene que ver con que estas miles de conexiones del cerebro y la forma de operar que tiene está orientada justamente a resolver problemas, a buscar soluciones. Es decir que en la naturaleza de nuestro cerebro está el trabajar todo el tiempo en construir aprendizajes. Estos aprendizajes son los que se conocen como “sesgos”. A los sesgos se les da a veces connotación negativa, sin embargo el sesgo es lo que le ha permitido al cerebro ahorrar altos niveles de energía para poner automatizar actividades procedimientos normales”. El LA Learning & Transformation Leader de IBM utiliza una imagen para detallar cómo se forma este sesgo: “Estos aprendizajes, en un primer minuto es como un filamento que, posteriormente, al irse repitiendo, se va engrosando de forma tal que termina constituyéndose de la forma de un cable de acero dentro de nuestro cerebro, con la característica de que nos permiten ahorrar energía para focalizarnos en otras actividades. El desafío que nos propone esto es que, en la medida en que el contexto va cambiando, si no tenemos la habilidad de ser conscientes de que tenemos estos sesgos, de cuál es nuestro modelo mental y de cómo funcionamos, podemos cometer el error de pensar que el contexto no ha cambiado y operar de la misma forma. Si estamos más reflexivos vamos a estar más pendientes del otro, de lo que ocurre en nuestro contexto y de revisar nuestros aprendizajes nuevos”.

Foldvary destaca que no podemos dejar de aprender. Aprendemos de nuestras experiencias, de lo que le acurre a los demás. Además, el cerebro tiene como característica ser plástico. Así lo desarrolla: “El cerebro es completamente mapeable, como la duna de un desierto y en la medida en que van cayendo gotas de agua se van haciendo surcos y, con el tiempo, se forman tremendos surcos. Esos aprendizajes pueden borrarse y reconfigurarse en nuevas conexiones, pero no se pierde el registro porque no se pierde la memoria.

 

El rol de la experiencia y las emociones

¿Qué favorece el aprendizaje? Sebastián Foldvary pone de relieve la importancia de las emociones. “Al momento de tomar decisiones el cerebro apela al razonamiento, a la memoria y también a las emociones, de una manera combinada y por eso en el aprendizaje es muy relevante la experiencia, no solamente el proceso mental por el cual recibimos información. Es relevante cómo ha sido ese proceso, entender de qué forma se adquirió y, a partir de ahí, las personas podremos tomar decisiones de diferente manera”.

 

¿Qué cambios hubo en la educación?

SEBASTIÁN FOLDVARY: Si uno mirara a distintas industrias, como la industria minera, por ejemplo, hay tres componentes, la mina, el material y un camión. Cuando uno mira las mejoras que ha tenido esta industria diría, hemos mejorado el volumen de material que es posible extraer, la capacidad de carga del camión y no mucho más. Sin embargo, hoy la tecnología ha puesto al servicio de esta industria la inteligencia aumentada y ya hay camiones no tripulados. Vamos a la educación, pensemos en un aula de 1800, 1900, una del año 2000. La pregunta es qué cambió. Un aula, una pizarra, alguien hablando al frente diciendo lo que sabe y alumnos sentados en un pupitre o un banco, tomando nota de eso. ¿Cuál ha sido la evolución de la industria de la educación? Es bien poca. Pero a partir del año 2000 aparece el networking y empiezan a ofrecerse otro tipo de soluciones y plataformas que inciden en el proceso del aprendizaje.

 

¿Cuál es la forma de aprender acorde a esta época?

SEBASTIÁN FOLDVARY: Los modelos de aprendizajes academicistas no hay sido suficientemente desafiados todavía simplemente porque están apalancados en un fuerte modelo financiero, pero en la medida en que las organizaciones empiecen a cambiar su forma de adquirir el talento, deberá ser modificado por un modelo donde aprendamos de manera experimental. No es necesario obtener los conocimientos a través de una currícula académica sino simplemente tomando los conocimientos que necesitan, no solo a través de un macro learning, sino de microlearning, pequeños mordiscos de aprendizaje donde esto se transforma en un viaje donde empiezo a consumir tanto como puedo, tanto como me gusta, tanto como quiero. Cuando una persona mira varios episodios seguidos de una serie, nadie la obliga. Lo hace porque es irresistible. Entonces, la pregunta es por qué en el proceso de aprendizaje forzamos a las personas a consumir contenidos que no les aportan valor y son obsoletos. Cuando se conectan con las microcápsulas de conocimiento empiezan a tener una experiencia relevante. En el mundo de las organizaciones ágiles tenemos que estar interactuando, conectados a través de una red, con la oportunidad de comunicarnos. Se trata de escucharnos. El foco ya no está en lo que se dice sino en estar consciente de lo que el otro está proponiendo. Con lo cual, nuestros estudiantes es este nuevo modelo no deben saber todas las respuestas, sino tener la capacidad de hacer la mayor cantidad de preguntas frente a un problema, no porque estamos buscando las soluciones sino porque estamos retesteando todo el tiempo el contexto.