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Una nueva concepción de liderazgo

16/10/2018

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En esta columna, Diego Crespo, Director de Recursos Humanos de Red Hat, comenta las ventajas y exigencias que involucra el cambio hacia modelos abiertos y flexibles, con descentralización de las decisiones.

La era digital trajo consigo modificaciones que impactan en todos los aspectos de la vida: desde los individuales hasta las empresas y su forma de hacer negocios. El cambio se posiciona como un factor dominante, vulnerando todas las seguridades y metodologías que teníamos hasta el momento e instalando nuevos paradigmas.

Hoy surge el concepto de un mundo “VUCA”, cuyas siglas en español responden a volátil, incierto, complejo y ambiguo. Este contexto representa un enorme desafío para las empresas tradicionales, que ya no sobreviven por ser las más fuertes, sino por ser aquellas con mayor capacidad de adaptación.

En Red Hat entendemos que la cultura abierta, inspirada en el código abierto, es la aliada perfecta para subsistir en este mundo VUCA. Una organización abierta se centra en dos pilares: el primero es la colaboración, donde todos dan y participan en pos de un beneficio mayor, que es la mejora de la comunidad donde están insertos; el segundo es el liderazgo abierto, un nuevo modelo basado en la descentralización de las decisiones, donde el líder es un catalizador que promueve el contexto propicio para que cada miembro de la organización pueda brindar su máximo potencial para su beneficio personal y el de la organización en la cual pertenece.

Las nuevas generaciones, embajadoras de la era digital, son más transparentes, colaborativas y valoran formar parte del proceso de toma de decisiones de la compañía. Esto no quiere decir necesariamente que los colaboradores decidan por los directivos, si no que comprendan el rumbo corporativo y participen aportando sus ideas. Lejos de los cambios que pueden traer las nuevas tecnologías, hoy la gran innovación en las empresas pasa por la participación.

En este contexto, el liderazgo tradicional con jerarquías muy marcadas y directivas incuestionables, se pone en jaque. Es fundamental la figura del “líder abierto”, que se caracteriza por ser motivador, auténtico, accesible, arriesgado. Tiene que ser un catalizador, un agente que produzca ese contexto favorable a través de información, capacitación, recursos y herramientas que empoderen a quienes trabajan en la empresa para que tomen las decisiones necesarias para avanzar.

Por último, los modelos tradicionales de atracción y retención de talentos también están cambiando. Cada vez más hay que pensar en cuál es nuestro propósito y cómo podemos encontrarlo en la organización donde trabajamos. Hoy en día las organizaciones deben pensar que el foco debe estar puesto en que cada integrante encuentre el motivo por el cual quiere trabajar en una compañía, ya que cuando su propósito está alineado con los valores corporativos, comienza a dar su máximo potencial. Descubrir e incentivar al equipo para que siga en este camino, es otra de las cualidades de un líder abierto.

En síntesis, para surfear con éxito esta era caracterizada por la disrupción constante y la falta de certezas, las empresas deben crear culturas organizacionales que valoren, den seguridad e impulsen el desarrollo de sus colaboradores. De eso se trata el liderazgo abierto, de estar al servicio del propio equipo, de conocer sus deseos, inquietudes y necesidades, y de generar las condiciones para que cada uno pueda alcanzar su potencial, con sus cualidades, conocimientos e intereses particulares. Eso hará que cada equipo se destaque. Aún más, eso hará que cada equipo quiera brillar y autosuperarse, día a día. Lo demás, vendrá por añadidura.